Recuerdo una frase reciente de González llamando imbécil a Rajoy. En la entrevista que concede al País nos llama imbéciles a todos los españoles.
"El que fuera presidente del Gobierno entre 1982 y 1996 desvela que la corrupción le "golpeó mucho" en su "fortaleza emocional", y todo "a pesar de que todavía siguen diciendo por ahí la cantidad de fortuna o dinero que tengo". No obstante, reconoce que "no se quiere morir sin tener una casa" a las afueras de Madrid, aunque no se la puede hacer. "No tengo dinero para hacérmela", asevera, "si tuviera el ahorro para comprarme una casa, ahora que están baratas, lo emplearía en eso".
González le ofrezco desde aquí mi humilde casa, aunque le advierto que la compartirá todos los meses con el Banco de Santander y los impuestos que nos acribillan desde el Ayuntamiento.
También le ofrezco compartir nuestro humilde sueldo por aquello de la solidaridad sueca "donde caben dos...(Ikea)".
Es más en mi inmensa generosidad le cambio mi posición por la suya, que según la ex-ministra Trujillo es de ONG absoluta (usted sigue trabajando para los demás, Aznar y Botella para sí mismos. Ya era raro que tardasen en mentar al del bigote), aunque se olvidó ponerle cara a esos demás para los que usted trabaja